Después del golpe de Estado de 2009, se reprodujo y profundizó la desigualdad en Honduras. La red céntrica de la élite económica se ha beneficiado de manera extraordinaria de mecanismos de apropiación de la naturaleza.
Recientemente, un caso emblemático de corrupción en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) ha revelado la complejidad de las articulaciones lícitas-ilícitas entre más de 250 personas de instituciones públicas, empresas privadas, organismos de justicia y partidos políticos, entre otros cómplices. Se descubren, -quizá aún parcialmente-, la verticalidad y la horizontalidad de ese entramado de corrupción: vertical, desde el testaferro local hasta la campaña presidencial; y horizontal, desde estructuras internas y externas del IHSS hasta los agentes del lavado de activos y los círculos de impunidad.