Ya no estamos en el siglo XIX. Las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. La justicia patriarcal como la salvadoreña siempre quiere decidir sobre los cuerpos de las mujeres.
Acabo de regresar de una misión en El Salvador (y Honduras), un país con una de las leyes de aborto más restrictivas del mundo, donde las mujeres son encarceladas cuando han tenido problemas obstétricos, cuando han tenido un aborto espontáneo o cuando abortaron.
Ya no estamos en el siglo XIX. Las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. La justicia patriarcal como la salvadoreña siempre quiere decidir sobre los cuerpos de las mujeres.
Sara, Berta y Evelyn deben ser liberadas de inmediato. El Estado de El Salvador debe cumplir con la solicitud del Grupo de Detención Arbitraria de las Naciones Unidas. Es un escándalo que el Gobierno ni siquiera haya respondido dentro del plazo propuesto por las Naciones Unidas. Esto muestra el grado de su misoginia.
Me uno a todos los movimientos feministas en El Salvador y los movimientos de solidaridad en Europa, y pido cambiar la legislación misógina. En lugar de enfrentar una realidad terrible, esta legislación se ha endurecido desde 1999. ¡El sistema de justicia ha elegido ignorar el hecho de que es el violador y no la víctima! quien debe ser castigado; que miles de adolescentes de 10 a 18 años son violadas y embarazadas, que la pobreza hace imposible tener una familia numerosa y que los padres están ausentes o desinteresados.
¡Debemos terminar! Las mujeres son personas de primera clase, no personas de segunda clase.
¡Libertar para Sara, Berta y Evelyn! ¡Libertad para las 17!
