Un mandato de Sharm.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada el año
pasado en Egipto (COP27) será recordada sobre todo por la decisión de crear un
fondo para daños y pérdidas, así como los respectivos mecanismos de
financiamiento para hacer frente a los daños y pérdidas causados por el clima. Las
decisiones 2/CP.27 y 2/CMA.4 rompieron 30 años de estancamiento en este
polémico asunto y representaron una gran victoria para los países en vías de
desarrollo.
La clave es la creación de un Comité de Transición (CT) para supervisar la puesta en
marcha del nuevo acuerdo de financiamiento y del fondo. Este comité de 24
miembros se encargará de dar forma a este amplio mandato. Determinarán la
estructura del fondo, las áreas de financiamiento, las fuentes del financiamiento y el
alcance del fondo.
Para lograr un resultado satisfactorio en la COP28, la labor del CT debe allanar el
camino para la rápida puesta en marcha de un financiamiento "nuevo, adicional,
previsible, cautelar y adecuado".1 El fondo debe abordar todo el espectro de daños y
pérdidas, como los fenómenos de evolución lenta, las pérdidas económicas y no
económicas, así como las respuestas rápidas o ante catástrofes, incluidas la
recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción. Debe financiarse a través de
capital de bajo coste y ser capaz de escalar rápidamente para alcanzar el piso de
400.000 millones de dólares identificado por el reciente informe de Loss and Damage
Collaboration.2 Además, el fondo debe basarse en los derechos humanos, permitir la
participación pública y estar diseñado para llegar a las comunidades de base de todo
el Sur Global.