Con un llamado a la reflexión colectiva, el congreso celebrado en Costa Rica se consolidó como un espacio para repensar el presente y el futuro de Centroamérica, reuniendo voces diversas dispuestas a dialogar de forma honesta y crítica sobre los desafíos urgentes que atraviesan la región, desde las crecientes desigualdades y el deterioro democrático, hasta las luchas por el cuidado, la migración y el medioambiente.

Congreso internacional en Costa Rica reflexiona sobre democracia, desigualdades y futuro de Centroamérica
San José, Costa Rica – Del 14 al 16 de mayo de 2025, la Universidad de Costa Rica (UCR) fue sede del Congreso del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), un espacio de pensamiento colectivo que reunió a personas investigadoras, activistas, estudiantes y representantes de organizaciones sociales de distintos países de la región. Durante tres días, se reflexionó en conjunto sobre los desafíos más urgentes que enfrenta Centroamérica en la actualidad.
Este congreso nació del deseo colectivo de pensar juntas y juntos el presente y futuro de Centroamérica. Más allá del intercambio académico, fue un espacio para dialogar desde la experiencia, la investigación y el compromiso sobre lo que está pasando en Costa Rica y en la región. El objetivo fue abrir un diálogo honesto y crítico sobre los grandes desafíos que enfrentamos —desde las desigualdades y el deterioro democrático, hasta las luchas por el cuidado, la migración y el medioambiente.
La programación incluyó 15 mesas temáticas, una conferencia inaugural a cargo de la politóloga Rachel A. Schwartz, centrada en los riesgos de la impunidad y el autoritarismo, y una conferencia de clausura presentada por el historiador Mateo Jarquín Chamorro, quien trazó un recorrido por la historia de Centroamérica en el escenario mundial de los últimos 50 años.
Los temas abordados a lo largo del congreso reflejaron la complejidad de la región. Las primeras mesas examinaron las tensiones institucionales y comunitarias en los territorios, las desigualdades en el acceso a servicios públicos y los impactos de modelos económicos en zonas costeras, así como los conflictos socio territoriales en países como Honduras y Guatemala. Se discutieron también las implicaciones geopolíticas de los servicios ambientales y del turismo como formas de gobernanza blanda.
Otra línea de discusión se centró en las transformaciones del mundo laboral y las múltiples dimensiones de la desigualdad. Se abordaron las brechas salariales, la precarización del empleo, y los significados culturales y psicológicos del trabajo en América Central, aportando nuevas miradas desde la sociología, la economía y la psicología social.
Asimismo, la migración fue un eje transversal, con ponencias que analizaron los impactos de las remesas en las economías locales, el rol de las asociaciones de migrantes en el desarrollo territorial, y el papel de las empresas privadas en la gobernanza internacional de la migración. También se compartieron experiencias comparadas sobre corredores migratorios entre Centroamérica y el Mediterráneo, así como las formas en que las personas migrantes enfrentan la desinformación y la incertidumbre informativa.
Desde una perspectiva de salud y bienestar, se discutieron modelos alternativos de atención en salud mental en espacios universitarios y comunitarios, destacando iniciativas como la Casa de Escucha UCR y dispositivos comunitarios de atención psíquica. Estas experiencias fueron contextualizadas en un análisis más amplio sobre la ética del cuidado y la interdependencia.
El congreso también propició un diálogo profundo sobre género, poder y cuidados, con ponencias que revisaron históricamente la institucionalidad costarricense, las desigualdades de género en el ámbito docente y el rol de las mujeres en la prevención local del femicidio. Se discutieron los efectos invisibilizados de la sobrecarga en el trabajo de cuidados, especialmente en contextos de discapacidad psicosocial.
Temas como el cambio climático, el neocolonialismo en el Caribe, la urbanización excluyente y la educación intercultural fueron parte de mesas que subrayaron las múltiples formas de exclusión que atraviesan los territorios. A través de una mirada interseccional, se analizaron vivencias corporales del cambio climático, la conservación ambiental y el impacto de las adolescencias digitales.
El evento concluyó con una mesa dedicada a los futuros posibles para Centroamérica, impulsada por la Alianza de Investigación Académica en Centroamérica, haciendo un especial énfasis en los retos de la sociedad costarricense de cara a los próximos comicios electorales y un cierre esperanzador que apostó por la articulación de saberes, luchas y experiencias desde una visión regional.
Con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, el congreso logró amplificar voces diversas, abrir nuevos diálogos y fortalecer redes de pensamiento crítico.