Seamos firmes frente al problema y aportamos soluciones justas. ¿Si como región históricamente no hemos provocado el Cambio Climático, por qué debemos esperar que otros países quieran resolver el problema?
Hace casi dos semanas concluyó la 56va reunión intermedia de los órganos subsidiarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En materia de políticas climáticas, este es el espacio de negociación oficial global de mayor relevancia después de las Conferencias de las Partes (COP).
En esta ocasión, la sociedad civil organizada llegó con el objetivo de fortalecer en el tema de Daños y Perdidas (D&P) en la agenda de las negociaciones, promover la adopción de un nuevo Mecanismo Financiero vinculado al tema, conocido en la jerga de las negociaciones como el “Finance Facility” y empujar un mayor grado de ambición en las metas climáticas de los países, principalmente en materia de mitigación y adaptación.
Todo eso velando por la necesidad de mantener como elemento notable la participación libre e informada con enfoque de Derechos Humanos. Si bien, parte de la meta fue alcanzada, hubo una amplia brecha entre las expectativas y los resultados finales. Si continuamente se ha logrado que se hable de D&P es un logro porque dichas discusiones que no existían, pero al fin y al cabo no hubo avances concretos y por eso debemos actuar YA para prepararnos para la COP27.
En efecto los países del norte global, tiene su estrategia muy clara y aprovecha cualquier fisura en la defensa de los países que sufren los impactos del cambio climático, eso a pesar de los hallazgos y múltiples informes del El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC o IPCC). Con tal de alargar negociaciones, los países del norte global y los estados productores de energías fósiles se oponen o alargan procesos.
En la SB 56, se trabajó con distintas delegaciones oficiales de la región, con quienes también compartimos algunas posiciones sobre temas diversos, incluido el Finace Facility sobre D&P, por ejemplo. Entre ellos, Bolivia, miembro del Like-minded Group, propuso al iniciar la SB que se inscribiera D&P como ítem de agenda en la COP27 del mismo modo el grupo AILAC[1], tomó posiciones en contra de la propuesta de países del norte global sobre la posibilidad de usar mecanismos existentes de respuesta para D&P. Países del norte impulsan la propuesta que los mecanismos de ayuda humanitaria sirvieran como base para la gestión de las D&P. Afortunadamente, esta vez los países de la región, y del sur global en general, adoptaron una postura común entorno, haciendo frente para explicar que la gestión de las D&P va más allá de la ayuda humanitaria. Los países en desarrollo coincidieron en que la ayuda humanitaria responde rápidamente pero no reconstruye, tampoco atiende los aspectos vinculados a las perdidas no económicas, los traumas de largo plazo y las necesidades vinculadas a la migración por causa de los impactos del cambio climático. Tan poco los mecanismos existentes ofrecen soluciones duraderas en cuanto al tema de reasignación de presupuestos nacionales luego de una catástrofe. Si bien es cierto que los mecanismos existen, éstos tienen enormes limitaciones, y, sobre todo, no dan respuesta a las necesidades de largo plazo para poblaciones que sufren perdidas inclusas las no cuantificables, tales como las humanas y culturales.
Por lo tanto, los raquíticos resultados nos invitan a empujar entre nuestras delegaciones la necesidad que haya unidad en torno a temas de interés, de forma tal que suban el calor en las negociaciones. Si bien es cierto, hay convergencias en posiciones, las Organizaciones de Sociedad Civil (OSC) Latinoamericanas, reclaman un abordaje más adaptado a la urgencia del momento, porque muchos bloques de países del norte global mantienen un doble discurso, en tanto que promueven la acción climática, pero bloquean el avance y la toma de decisiones en las negociaciones. Dichas posiciones no permiten un progreso real, en particular cuando proponen empujan para circunscribir los mecanismos de financiación de Perdidas y Daños únicamente a través de mecanismos existentes de ayuda humanitaria, omitiendo otros elementos subyacentes a esta problemática.
Para las OSC, es esencial que las delegaciones adopten planteamientos más consistentes, con unidad intachable del sur global frente a la responsabilidad histórica de los países del norte global. Da la impresión que algunos países de la Región hasta ahora han adoptado posiciones tibias entorno, en tanto prefieren mantener relaciones cordiales con sus socios comerciales del norte global para salvaguardar intereses comerciales o las “oportunidades” establecidas por vía de los mecanismos de cooperación. Sin embargo, es muy probable que, si ponemos en la balanza los impactos del cambio climático vs los saldos comerciales más cooperación con estos países, muy probablemente la relación debería ser diferente. Incluso en nombre de una responsabilidad COMPARTIDA, es tiempo de avanzar hacia soluciones concretas porque las consecuencias de los impactos en nuestros países tendrán repercusiones hacía el norte global. El GIECC lo dice muy claramente queda muy pocas oportunidades y también el punto es que hablamos de justicia climática para las poblaciones del sur global frente a las responsabilidades del norte global.
Como OSC Latinoamericanas, debemos articular nuestras demandas de la forma siguiente: Instar a la unidad del sur global para exigir justicia climática; concretamente, instar a las partes en general y al norte global en particular que establezcan mecanismos de compensaciones para D&P en nombre del principio de responsabilidades comunes y diferenciadas. Es papel de las delegaciones del sur global, llevar la batalla de la Agenda sobre D&P, entre otro. Por otro lado, tal y como se ha evaluado respecto al objetivo de financiación, todavía estamos lejos de la promesa de 2009 de los US$100K millones. Las ultimas evaluaciones pusieron de relieve que ni siquiera doblando la financiación para adaptación lograríamos alcanzar el objetivo de financiamiento.
Consideramos que, de conformidad al pacto Climático de Glasgow, todas las partes asuman sus responsabilidades y actualicen sus NDC, tanto las del sur como las del norte global. Las OSC deben solicitar mayor beligerancia de las partes. Si bien se conoce las limitaciones de nuestras delegaciones, también seamos exigentes para el bien de todos. Asumamos y actuemos con responsabilidad. Seamos firmes frente al problema y aportamos soluciones justas. ¿Si como región históricamente no hemos provocado el Cambio Climático, por qué debemos esperar que otros países quieran resolver el problema? La base de nuestra posición debe recalcar siempre los elementos provenientes de los informes del GIECC. Mas hoy, no es cuestión de evaluar en cuanto se debe valorar D&P sino iniciar a construir procesos de compensación. Eso sin tocar el tema de la deuda financiera del sur global, pero seamos conscientes y presionemos para que las delegaciones recuerden con mayor fuerza el tema de responsabilidad de los países industrializados. De forma adicional y de cara a la acción regional, recordamos que debemos demandar a nuestros gobiernos que presten mucha atención a las practicas desarrolladas en tema de Derechos Humanos. El desarrollo sostenible sin participación, sin inclusión de derecho es imposible.
Finalmente, recordamos que no mendingamos ayuda, el asunto es cumplir con principios de Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas. Dejemos de enfrascarnos en debates técnicos y asumamos responsabilidades. Si no se sube el tono y el calor en las negociaciones, nadie atenderá nuestro llamado, hagamos que lo escuchen nuestros delegados y trabajemos juntos de cara a la COP27 que tendrá lugar en Egipto del 7 al 18 de noviembre 2022. Esta COP en África será nuevamente el teatro de luchas para alcanzar pequeños progresos y si no luchamos y tampoco nos aliamos, las probabilidades de éxitos serán nulas. Mientras tanto, sentimos que las delegaciones con las cuales estuvimos en contacto demostraron aperturas para escucharnos y posiblemente para colaborar con nosotros. Ahora nos corresponde presentar soluciones para apoyarles y que lleguen con posiciones más fuertes y dispuestas a promover posiciones unificadas como sur global. Única solución para que exista un cambio.
Los países del norte global, no cambiarán mientras no están con las necesidades y a nosotros de provocar este cambio. Si no hay presión, no hay razón por la cual cambiar porque hoy los que aguantan la presión son las poblaciones que enfrentan los impactos. Impactos económicos y también más allá de eso, las pérdidas humanas y no económicas. ¡Recordamos quienes sufren y quienes son responsables al momento de negociar!
[1] La Asociación Independiente de América Latina y el Caribe es un grupo de ocho países que comparten intereses y posiciones en materia de cambio climático. (Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú)