Los y las periodistas, a pesar de esta deriva autocrática, seguimos informando y defendiendo con nuestro trabajo la racionalidad, la separación de poderes y la promoción de los derechos humanos para los y las salvadoreñas.
San Salvador, 2 de mayo de 2021.
Mientras escribo esta reflexión sobre la Libertad de Prensa en mi país, estamos presenciado como la bancada del presidente Bukele en la Asamblea destituye -por encima de cualquier control legal o racional- a Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal General.
En el caso de los magistrados, los diputados han presentado razones más políticas que legales para promover la separación del cargo. La arbitrariedad de estas decisiones nos recuerda que en El Salvador hacer periodismo crítico es más necesario que nunca para investigar y cuestionar a quienes detentan y no tienen límite en su ambición de poder.
Hoy por hoy, ni el presidente Bukele ni sus funcionarios toleran la disidencia de pensamientos y opiniones, cualquier pregunta, investigación, crítica o intento de deliberación que no favorezca su narrativa es castigado con estigmatización e incluso acoso institucional. Por eso, es necesario exigir y salvaguardar la libertad de prensa, el trabajo de periodistas que a diario cuestionan a funcionarios que se niegan a explicar sus decisiones, que investigan a profundidad sobre casos de corrupción y abusos de poder.
El trabajo de los y las periodistas es fundamental también porque el derecho de acceso a la información pública está hoy amenazado por una deliberada campaña de debilitamiento a las instituciones e instancias que promovían la entrega de información a la ciudadanía.
Los y las periodistas, a pesar de esta deriva autocrática, seguimos informando y defendiendo con nuestro trabajo la racionalidad, la separación de poderes y la promoción de los derechos humanos para los y las salvadoreñas.