¿Quieres justicia? ¡Sé valiente, atrévete!

Perfil

"Libérate y libera al país" decía con énfasis el padre de Dr Hanan Aschrawi. Está comprometida con los derechos humanos y de la mujer, la elaboración de políticas, la paz y la construcción de la nación en Palestina. Aschrawi es miembro del Comité Ejecutivo de la OLP. 

Hanan Aschrawi

Este artículo hace parte de nuestro dossier "Sin mujeres no hay paz: 20mo aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre las mujeres, la paz y la seguridad".

El nombre Dr Hanan Aschrawi ha sido conocido por la mayoría de las familias palestinas durante generaciones. Es jefa del Departamento de Diplomacia Pública y Políticas de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y miembro reelegido del Comité Ejecutivo de la OLP.

Su currículum es extenso e impresionante, pero a Aschrawi le resulta difícil describirse con palabras: "Esta es probablemente una de las preguntas más difíciles", señala ella con una sonrisa. "Al principio me veo como un ser humano: como esposa, madre, fundadora de la familia, esposa, abuela. Pero también como académica, activista política, escritora y como jefa de departamento. Soy la totalidad de todas mis experiencias“. La confianza en sí misma y la modestia al mismo tiempo están en sus palabras, cuando añade: "Y espero que eso sea lo que me hace un ser humano integra". 

Tras la Declaración de Independencia de Israel en 1948, era casi imposible que los palestinos pensaran en su propia existencia aislados de la ocupación israelí impuesta y de las circunstancias que la acompañaban. Los Aschrawi tampoco estaban exentos de esto. "Nosotros los palestinos desafiamos las definiciones simples porque vivimos en un Estado de injusticia muy complejo y multifacético“. Aunque es dolorosamente consciente de esta situación, el lema de su padre Daoud Aschrawi vive en ella: "Libérate a ti misma y liberas al país". 

Tener y dar espacio

Su proceso de convertirse en un "ser humano completo" comenzó en el entorno familiar de la casa de sus padres. Las enseñanzas de su padre Daoud y su madre Wadia todavía dan apoyo incluso a la mujer madura. Sus padres fueron bendecidos con cinco hijas; la madre era feminista, mientras que el padre era un fuerte defensor de los derechos de la mujer. "Nuestro padre nos crió y sus únicas expectativas de nosotras eran: primero, no dejes que nadie, ni siquiera la sociedad, te imponga límites. Segundo, todo lo que espero de ustedes es que tengan una educación superior".  

El deseo de su padre fue correspondido por la pasión de los Aschrawi por el trabajo académico. En la Universidad de Bir Zait, fundó el Departamento de Estudios Ingleses en 1973-78 y más tarde fue nombrada Decana de la Facultad de Filosofía.

Estaba segura del apoyo de su familia y de su marido Emile, así como de sus dos hijas Amal y Zeina, sin embargo la vida del mundo exterior no demoró para plantear desafíos. "Aunque mi entorno inmediato me apoyaba, la situación general era muy difícil“. Especialmente como mujer que tuvo que luchar con circunstancias adversas. Ligeramente resignada, explica: "cuando una mujer aparece con principios, un enfoque claro y un objetivo claro, numerosos hombres se interponen en su camino. Intentan hacerla "inofensiva" o aprovechar sus ideas y redefinirlas. Fue duro para mi. Los hombres me miraron como si estuviera reclamando un lugar que les correspondía".

Los Aschrawi han hecho importantes contribuciones en las esferas de los derechos humanos y de la mujer, la formulación de políticas, la paz y la construcción de la nación. Para ellos, es una colección de experiencias, a veces dolorosas. El paso de ser activista durante sus estudios de licenciatura en la Universidad Americana de Beirut (AUB), pasando por sus viajes a los Estados Unidos, donde conoció a varios activistas de sindicatos de estudiantes negros y mineros, hasta convertirse en miembro del Consejo Nacional Palestino fue largo y a menudo no fue fácil.

Piensa en grande, sé valiente

Los años de activismo en la AUB no la dejan intacta ni siquiera ahora. Con un poco de nostalgia, piensa en la organización estudiantil. "Nos protegimos y cuidamos el uno al otro.“ Pero esta sensación de seguridad también puede llevar a una falta de conciencia de los límites, como experimentó Aschrawi. Los fuertes e implacables llamados de la activista por la justicia social también la pusieron en una posición más fuerte. Estaban vinculados políticamente a la construcción de un futuro estado de Palestina, lo que trajo serias acusaciones a las que Aschrawi tuvo que responder.

Un recuerdo de la época en que el Ministerio Palestino de Asuntos de la Mujer estaba en proceso de creación, es particularmente vívido. En ese momento, Ashravi se había pronunciado en contra de tal ministerio y en su lugar impulsó audazmente la creación de un Consejo de Mujeres con poder a nivel de Primer Ministro o del Presidente. Se alzaron voces de desaprobación y los funcionarios y los grupos de derechos de la mujer la acusaron de aspirar a un cargo político sólo para ella. "Es fácil crear un ministerio para las mujeres, donde se puede descargar todo lo que tiene que ver con las mujeres, para que luego todas las demás instituciones puedan hacer lo que quieran“. Cuando recuerda ese momento, se ríe un poco. "Bueno, la reacción fue algo así: Ve a jugar con tus muñecas“.

En 2009, Aschrawi se convirtió en la primera mujer de la historia de Palestina en ocupar un puesto en el más alto órgano ejecutivo del país, el Comité Ejecutivo de la Organización de Liberación de Palestina (OLP). Dos cosas la animaron en ese entonces: el hecho de que no trabajaba sola y sus principios. Está orgullosa de que la nominación se haya debido a la estrecha colaboración de mujeres que se ayudaron mutuamente a llegar a la cumbre. En efecto, fueron las mujeres las que votaron por su nombramiento oficial en el comité. "Esto refuta el mito de que las mujeres no votan por las mujeres", dice Aschrawi. Sus propios esfuerzos para abrir espacio para las mujeres también fueron evidentes en sus incesantes esfuerzos para construir la nación. Había mucho en juego, a saber, la creación de instituciones que finalmente pondrían en tela de juicio los sistemas autónomos que mantenían a las mujeres reducidas y limitaban su margen de maniobra. No se pudo adoptar la actitud predominante, que socavó su lucha por la justicia social y la igualdad. Y esto no sólo en relación con las mujeres, sino con la sociedad en su conjunto.

Liderar no sólo significa gobernar

Aschrawi pertenecía a una generación que influyó decisivamente en el establecimiento del órgano de gobierno de la Autoridad Palestina. A principios de los años 90, fue testigo de los comités locales que se crearon durante la primera Intifada[1] que había surgido, que se estableció como una construcción social institucionalizada. Muchos de los palestinos de mayor edad que habían sido políticamente activos en años anteriores recibieron puestos. Como miembro del Comité Diplomático y del Comité Político de la Intifada de 1988 a 1993, Aschrawi desempeñó un papel importante en la Conferencia de Paz de Madrid de 1991. Fue miembro de la delegación palestina de alto nivel encabezada por el honorable Dr. Haidar Abdel Shafi y el legendario Faisal Husseini de Jerusalén. Como portavoz de la delegación y como única mujer, rápidamente se hizo muy conocida en los círculos diplomáticos, donde representó las posiciones palestinas con determinación y orgullo. Sin embargo, a pesar de sus considerables logros y de la fama que había adquirido durante esas difíciles negociaciones, Ashravi no estaba interesada en formar parte de un gobierno que, en su opinión, no estaba aún preparado para atender a la comunidad palestina. "Hubo una gran controversia entre Abu Ammar y yo [2]  sobre cómo no quería ser ministra en el gobierno de la Autoridad Palestina", dice, usando el seudónimo por el que se  le conocía a Yasser Arafat. "Le dije repetidamente que quería estar del lado de la sociedad civil“.

Si bien los representantes de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) firmaron el Acuerdo de Oslo en 1993, las propias reservas de Aschrawi y el apoyo de Arafat les llevaron a crear una Comisión de Derechos Civiles independiente. Fue el precursor de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Palestina, que fue reconocida por decreto presidencial y que por ley actuó como un órgano de control institucionalizado.

Ella comenta abiertamente que su único nombramiento oficial fue como Ministra de Educación Superior e Investigación en 1996: "No quería ser parte del sistema. Quería ser parte de un poder correctivo en el país que garantice que el sistema de gobierno se basa en la ley y los derechos humanos.“ Continuó sus esfuerzos para garantizar la rendición de cuentas y la transparencia. "La salud de una nación no está determinada por un sistema ejecutivo abstracto de políticos sentados ahí arriba“, señala ella, "sino a través de una sociedad civil viva y activa, diversa y con principios.“ Armada de sus convicciones, fundó la Iniciativa Palestina para la Promoción del Diálogo Global y la Democracia en 1998 MIFTAH y un año después la Coalición Nacional para la Responsabilidad e Integridad AMAN.

Ser humana en vez de una súper heroína

Una última vez repite suavemente las palabras de su padre: "¿Quieres justicia? ¡Se valiente! ¡Ten coraje!”


[1] La primera intifada palestina fue una protesta masiva de la sociedad civil contra las acciones israelíes y la ocupación. Comenzó en 1987 y terminó con la firma de los acuerdos de Oslo en 1993.

[2] Abu Ammar, también conocido como Yasser Arafat, fue el primer presidente elegido en los territorios palestinos ocupados.


Traducido del alemán por Mauricio Sánchez Cárdenas.