Carolina Amaya, UNES: "El cambio climático es como el Titanic - Nos seguimos equivocando de camino"

Entrevista con Carolina Amaya, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), entidad que trabaja desde 1988 en temas como la gestión sustentable del agua, la soberanía alimentaria, la articulación territorial para la defensa de los bienes naturales que incluye el establecimiento de alianzas y la justicia climática. 

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Carolina, ¿puedes decir algunas palabras sobre el trabajo de la UNES?

Tenemos trabajo desde 1988. Nuestros temas son la gestión sustentable del agua, la soberanía alimentaria, la articulación territorial para la defensa de los bienes naturales que incluye el establecimiento de alianzas y la justicia climática.

Mencionaste una palabra clave. ¿Qué significa justicia climática para la UNES?

En un primer momento, que nosotros no hemos agredido a la Madre Tierra. Nosotros no somos los causantes de que haya un problema que se llama cambio climático global. Lo han causado más las potencias económicas desarrolladas, pero nos afecta directamente a quienes menos hemos contribuido. Estas potencias han utilizado el espacio de la atmósfera que nos corresponde a nosotros. Han acaparado toda la capacidad de carga de la atmósfera con gases de efecto invernadero. Eso nos inhabilita, nos mutila el acceso y la garantía de derechos fundamentales como el agua, los bosques, etc. Padecemos un pecado que no hemos cometido. Demandamos a los responsables que reduzcan sus gases de efecto invernadero, que cambien su matriz energética, y que generen una concienciación para establecer relaciones más armónicas con la naturaleza. Nosotros como Sur Global históricamente hemos sostenido los niveles de vida de las potencias desarrolladas. No aceptamos que nuevamente se nos traslade a países, como por ejemplo El Salvador, la responsabilidad de un problema que no hemos originado. 

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Nosotros seguimos reivindicando el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Parece que desaparece este principio después de la COP 21 en París en 2015. El cambio climático es como el Titanic, ¿no? Primero vamos a hundirnos las clases bajas, pero después llega también a ustedes. Sólo es cuestión de tiempo. Entonces, si no nos unimos más los pueblos del mundo en exigirle a los Estados políticas de transiciones hacia economías más amigables con la naturaleza, hacia economías más libres de carbono, el planeta va a la deriba. Nosotros ya estamos afectados, pero después les toca también a las sociedades del Norte global. No tenemos otra opción y se acaba el tiempo.

En el Foro Centroamérica Vulnerable hablaste de soluciones falsas para el cambio climático. ¿Cuáles son?

Muchas supuestas alternativas no son las que demandan las comunidades, ni mucho menos las que se necesitan para fortalecer la resiliencia, de tal forma que los impactos del cambio climático provocados por eventos extremos afecten menos a las comunidades. Está la visión errónea de explotar los bienes naturales de un planeta que tiene bienes finitos como si los bienes fueran infinitos. Eso responde a un modelo económico global depredador, insustentable desde cualquier punto de vista con la capacidad que tiene el planeta.

Tomo como ejemplo a El Salvador. Nosotros dependemos del agua de Honduras y del agua de Guatemala. Hay sequías prolongadas, del año 2012 al 2016 fueron cuatro años consecutivos. Eso llevó al Estado salvadoreño a declarar por primera vez en la historia la emergencia hídrica para el área metropolitana de San Salvador. Hay escenarios sobre los caudales en los principales ríos, que en el 2060 va a haber nada más caudales de invierno. Sin embargo, se insiste en la construcción de represas. O sea, en un país en donde no tenemos agua, donde casi 90 por ciento de los ríos se encuentran contaminados o severamente contaminados, y donde, según los informes, cada año se pierde 1.5 metros de profundización de los pozos, se proponen represas. En un escenario donde hay despojo de territorios principalmente campesinos, proyectos. Además, los proyectos se dan a partir de endeudamientos, como es el caso de la represa El Chaparral: nació con 170 millones de dólares y hoy son 700 millones de dólares. Entonces, nosotros decimos, éstas son falsas soluciones a la crisis climática. 

Tenemos la propuesta de nuestro ministro de Medio Ambiente en el seno de las Naciones Unidas para la adaptación un proyecto de surf. O sea… En ningún momento un proyecto turístico de surf se va a convertir en una propuesta de adaptación para las comunidades que hoy están siendo obligadas migrar de la zona costera por el aumento del nivel del mar. Otra vez: falsa solución a la crisis climática. A eso súmale también a lo que se fue a comprometer el presidente en nombre del Sistema de Integración Centroamericano (SICA): incrementar los monocultivos de caña como una solución. Nosotros rechazamos los monocultivos, también de piña y de la palma africana, que se nutren de la explotación de los bien naturales. En el caso de El Salvador, hay infinidad de experiencias de cómo la industria cañera acapara los ríos para el riego de sus monocultivos. Hoy por hoy son 120 000 manzanas, 52 000 solo en la zona costera. Cómo es posible que monocultivos –que que se sustentan en los agrotóxicos como el glifosato, que sobreexplotan los mantos acuíferos en un contexto donde la disponibilidad de agua baja drásticamente– se planteen como propuestas para la mitigación y adaptación al cambio climático. Las llamamos falsas soluciones a la crisis climática.

Sumémonos al boom según el cual las alternativas para la seguridad alimentaria son los alimentos genéticamente modificados, que se están planteando como alternativa en el marco de la agricultura climáticamente inteligente. Eso va generar mayor dependencia del campesinado para la semilla, más contaminación a los bienes naturales, al agua, al suelo. Responde más a los intereses de unos pocos, y no a la mayoría que está siendo más afectada por el cambio climático. Nos seguimos equivocando de camino. Nos preocupa e indigna la pasividad de los Estados de la región centroamericana en el abordaje del problema global de cambio climático y sus alternativas. Estamos convencidos que las verdaderas soluciones a la crisis climática se gestan desde los territorios y no desde los escritorios.

¿Qué cambios ha habido en El Salvador con el nuevo gobierno en relación con la cuestión ambiental y del cambio climático?

Vemos una conducta de impunidad ambiental. Hay la propuesta de flexibilizar los permisos ambientales, un cheque en blanco para seguir fomentando la impunidad ambiental. En los diez años del gobierno del FMLN, hubo bastantes avances en términos del acceso a la información, participación y debate en algunos temas. Vemos con preocupación los mensajes que se están enviando ahora. El presidente manda decir que se aprueben todos los permisos ambientales que hay en el Ministerio de Medio Ambiente. El derecho a la información, una conquista que hemos tenido, podría cortarse. Para nosotros es una amenaza a la incipiente democracia que tenemos como pueblo salvadoreño. En los últimos diez años hubo agresiones contra defensores ambientalistas, pero se dieron en casos particulares siempre por el tema del agua, un detonante de conflictividad. Sin embargo, habíamos avanzado es estos temas de protestar, de debatir. Una de las reivindicaciones ahora es defender los derechos conquistados. Tenemos una sociedad que desde nuestro punto de vista no está consciente de la magnitud del problema ecológico. 

Regresando al nivel internacional. ¿Cómo evalúan el fenómeno Greta? 

Nosotros admiramos realmente el papel de Greta, como chica, como mujer joven. Es inspiradora. En la declaración del Foro hacemos una mención especial a las juventudes. Ese dicho de que las juventudes son el futuro hay que desmontarlo. Las juventudes son el presente y hoy en día tienen un papel importante como se ha demostrado con esta movilización que Greta ha promovido. Son jóvenes principalmente exigiendo un cambio de sistema. Y Greta es muy radical en sus planteamientos, exige un cambio radical, del modelo económico. Nosotros en Centroamérica tenemos nuestras propias Gretas también. Berta Cáceres, Miriam Miranda de la OFRANEH en Honduras. La mayoría son mujeres.

¿Qué importancia tiene el Foro Centroamérica Vulnerable en relación con el cambio climático?

Como Foro celebramos ya diez años de trabajo. El Foro ha venido creciendo significativamente. Nos ha costado debates, pero en las diferencias hemos logrado buscar los consensos, lo que ha permitido que hace tres años en Guatemala juntáramos por primera vez 200 organizaciones. Dentro de ellas hay organizaciones que hacen un trabajo más técnico-científico, pero también organizaciones que luchan contra la minería en Honduras, contra la privatización del agua en El Salvador.

Tenemos un gran desafío como organizaciones. Como organizaciones sociales, organizaciones de mujeres, organizaciones de base, organizaciones técnico-científicas, como pueblos indígenas vemos: muchas de estas políticas de Estado incrementan la vulnerabilidad que nos ha dejado expuestos a los eventos extremos provocados por el cambio climático. Tenemos que construir de forma participativa una posición de consenso. Donde planteamos no solo el problema, sino cómo vemos nosotros y nosotras las alternativas desde la vivencia en los territorios. 

Como Foro Centroamérica Vulnerable queremos presentar nuestras demandas, pero también nuestras propuestas a los tomadores de decisiones en la COP 25. Si no se toman medidas urgentes, acordes con la realidad del cambio climático y la vulnerabilidad de las comunidades, estamos acercándonos a un punto –algunos dicen que ya llegamos– de no retorno. Además, estos escenarios de disputa por los bienes naturales, principalmente del agua, van a generar mayor conflictividad. Lo que estamos valorand, es que la disputa por el uso, el control del agua, va a incrementar la criminalización de las y los defensores de los derechos humanos y ambientales.

Si no estamos unidos, si no estamos cohesionados, y si no nos estamos movilizando en función de buscar alternativas, vamos a seguir padeciendo los impactos del cambio climático. Muchas alternativas se han ido gestando desde los territorios. Es ahí donde hay que trabajar, fortalecer y es ahí donde hay que reducir esa brecha de desigualdad que genera esta exposición a los eventos provocados por el cambio climático. 

*La entrevista la hizo el periodista independiente Gerold Schmidt en el contexto del X Foro Centroamérica Vulnerable, a principios de octubre de 2019. La versión completa se realizó en alemán para la página web de la organización Pan para el Mundo. Compartimos el link https://info.brot-fuer-die-welt.de/blog/leiden-suenden-anderen