A la XI Conferencia Global de Periodismo de Investigación realizada en Hamburgo, Alemania en septiembre de 2019, asistieron 1700 periodistas de todo el mundo con alrededor de 500 ponencias, de las cuales 208 ponentes eran mujeres y 206 ponentes eran hombres. Y esto no es por cubrir una cuota, las mujeres que por años han estado en las salas de redacción, topándose con el machismo y la relaciones desiguales de poder ahora lo hablan y muchas lideran no solo investigaciones, sino plataformas transnacionales de periodismo.
Las palabras precisas de las mujeres que lideran el periódico filipino “The Rappler” aun resuenan: “Si atacan a uno atacan a todos” “la batalla por la verdad es la batalla de nuestra generación”, y yo agregaría, de nuestro género. Las mujeres no solamente se enfrentan a los retos intrínsecos del periodismo de investigación. A los nuevos ataques contra la democracia y la libertad de prensa se suma el discurso de odio que particularmente contra las mujeres tiene connotaciones personales y sexuales.
La periodista filipina, María Ressa, considerada por la Revista Forbes como una de las 100 mujeres destacadas del año, dio un discurso al inicio de la conferencia y justo después una de las reporteras de su periódico “The Rappler” fue galardonada con el premio Shining Light.
“Este es un momento existencial. Si no damos los pasos adecuados, la democracia, tal como la conocemos, va a morir”, dijo Ressa quien hace un año fue nombrada por la revista Time como guardiana de la verdad, junto con los periodistas de Capital Gazette, los periodistas de Reuters que aún estaban en prisión en Myanmar y Jamal Khashoggi. Ressa es la única que está viva y libre después de pasar un tiempo en prisión, criminalizada por el dictador de su país, Rodrigo Duterte, cuyo gobierno en 14 meses presentó al menos 11 casos e investigaciones contra el Rappler. “Fui arrestada, dos veces, en un período de cinco semanas y tuve que pagar fianza ocho veces, en unos tres meses. No he cometido ningún delito, excepto ser periodista y pedir que quienes estén en el poder rindan cuentas. Esto me ha hecho pensar que nuestra profesión – y proteger nuestras democracias- nunca antes nos ha exigido tanto”, expresa Ressa conmovida ante un público que la ovacionó de pie.
Según la ONU, en Filipinas han muerto al menos a 27,000 personas, en el marco de la lucha contra el narcotráfico que impuso Duterte, su gobierno dice que solo han muerto 5,500. El bloqueo de la información, señal clara de gobiernos autoritarios, es uno de los retos más grandes que enfrentan los medios actualmente y las mujeres que como Ressa dirigen medios independientes rompiendo el cliché de las mujeres en los medios que han sido relegadas a hablar de temas de la vida privada, la familia o la belleza.
Sin embargo, a pesar de que casos como el “Rappler” son destacados, en realidad son una pequeña luz en la inmensa oscuridad en la que hemos estado las mujeres en el ámbito de medios de comunicación. En el medio, las mujeres han estado relegadas a puestos de subordinación y hasta de reforzamiento de los roles patriarcales. En 2018, el Observatorio Europeo de Medios realizó un estudio en 11 países europeos analizando textos publicados y las imágenes que acompañan a las historias, descubriendo que en casi todos los países los hombres escribían la mayor parte del contenido de las secciones de noticias, negocios y comentarios.
“En los 11 países, los hombres escribieron el 41% de las historias, en comparación con solo el 23% escrito por mujeres, mientras que casi la mitad de todas las imágenes (43%) que se publicaron fueron solo de hombres, en comparación con el 15% de imágenes que mostraban solo mujeres. El estudio periodístico descubrió que el desequilibrio de género es generalmente más obvio en los medios impresos tradicionales. En general, los medios de comunicación nacidos en el mundo digital tienen un equilibrio un poco más equitativo, aunque la mayoría de estos, también favorecían las firmas masculinas y las fotografías de los hombres. En algunos países, se publicaron incluso más artículos sin firma de agencias firmadas por mujeres”, explica el reporte.
Por otro lado, el Parlamento Europeo publicó en twitter en el marco del 8 de Marzo este año que el 70% de los licenciados en periodismo y comunicación en la Unión Europea son mujeres, pero representan solo el 40% de la fuerza de trabajo en el sector de los medios de comunicación y ocupan solo el 30% de los puestos directivos.
Si nos vamos al otro lado del mundo, en América Latina los reportes nos hablan de una realidad sumamente violenta contra las mujeres.
El relator por la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, destacó como algo novedoso la irrupción de la violencia en redes sociales y aplicaciones tecnológicas particularmente contra las mujeres en el marco del reporte especializado sobre medios de comunicación y mujeres en América. Además Lanza, citó un estudio realizado entre 2017 y 2018 por la International Women's Media Foundation, en el que el 63% de las encuestadas dijo haber sido sido amenazada o acosada 'online', además, el 58% dijo haber sufrido amenazas o acoso en persona, y el 26%, haber sido víctima de ataques físicos.
Entre 2012 y 2015, el 38% de los periodistas asesinados en América Latina y el Caribe fueron mujeres, según la CIDH. El reporte detectó que la violencia y la discriminación hacia las mujeres periodistas es un problema en México y Colombia, en tanto en Brasil y Estados Unidos sobresalen el acoso sexual y el hostigamiento en línea. Además que las mujeres periodistas enfrentamos desprotección y obstáculos en el acceso a la justicia a diferencia de los colegas hombres.
Sin embargo, ante este panorama desolador, las mujeres siguen contando las historias y cada vez más notamos el cambio en las narrativas y en las mismas salas de redacción. A inicios de 2019, el periódico Infobae de Argentina, uno de los medios digitales más grandes de la región anunció la apertura del puesto “editora de género”.
En su nota decía: “Un nuevo rol está emergiendo en las salas de redacción de América Latina y otras regiones, a medida que movimientos como #NiUnaMenos y #MeToo continúan arraigándose en todo el mundo. Al nombrar una nueva editora de género asegura la perspectiva de género en todas las áreas del medio”. Gisele Sousa, la nueva editora de género de Infobae, concordó en que esto no estaría pasando sin que hayan tenido lugar los diferentes movimientos feministas en el mundo.
Periodistas y mujeres, algo cambia en la narrativas
Un tema que usualmente es investigado por mujeres y que se enfrenta al descrédito por seguir siendo un delito también difícil de comprobar, es la violencia sexual. Los Estados en todo el mundo siguen bloqueando la justicia para las mujeres sobrevivientes de violencia sexual y el periodismo ha intentado ir a lo más profundo de esto, ese es el caso de la historia que terminó siendo una serie en Netflix y que previamente ganó el Pulitzer: “La historia de una violación difícil de creer” sobre un violador en serie en Estados Unidos cuyas víctimas terminaban negando los hechos por la presión de las autoridades al poner en duda sus testimonios.
En la Conferencia Global, un panel solo de mujeres abordó el tema de cómo investigar acoso sexual, las periodistas hablaron de los clichés alrededor del tema y de cómo ir rompiendo esas narrativas que han predominado.
Romper clichés con datos: no es deseo, no es atracción, debemos hablar sobre dominación e impunidad, buscar datos que boten la excusa de que en una violación no hay evidencia. Si hay certificados médicos, estudios psicológicos, algo que pruebe el impacto en la vida de la sobreviviente, hablar con los perpetradores, ellos lo asumen y nos dicen más sobre la costumbre y el sistema machista.
El tema de violencia sexual es censurado porque está inmerso en lo más profundo de las sociedades y hacer eco de algo que se ha manejado como “íntimo” puede ser muy sensible.
Algunos medios habilitaron una línea de denuncias anónimas por mensajería y llamada ante el miedo de las mujeres a denunciar, además encontraron en redes sociales el espacio de denuncia más grande. Y agregaron que es importante tener un grupo de abogados que defiendan ante cualquier ataque, normalmente estas denuncias son atacadas por los perpetradores, sobre todo si tienen poder para intimidar a las sobrevivientes.
Entre las panelistas estaba Shiori Ito de Japón quien se ha dedicado a investigar historias de violencia sexual en diferentes países como freelance y videógrafa. Ito escribió el libro “La secreta vergüenza de Japón” basado en su propia experiencia de violación y un largo proceso de litigio contra Noriyuki Yamaguchi, connotado periodista japonés cercano al primer ministro Shinzō Abe, quien la violó en una cita de trabajo.
Las periodistas nos enfrentamos a la violencia sexual no solo porque escuchamos a las sobrevivientes e investigamos el sistema que permite que las mujeres sigamos vulneradas de esta manera, también lo vivimos en carne propia.
El caso de Shiori no es una excepción. En Contracorriente, el medio que dirijo en Honduras hemos afinado una política de cero tolerancia contra el acoso sexual y una de nuestras líneas de investigación es Derechos sexuales y reproductivos. Aun no hemos sistematizado formalmente el acoso que sufrimos en nuestro trabajo, pero en nuestros espacios de plática o de planificación siempre tenemos una historia de acoso que contar y hemos encontrado en equipo formas para responder a esto. El fiscal que nos envía mensajes de texto, los analistas que se refieren a nuestras fotos en redes sociales o al atuendo que cargamos al momento de una entrevista, el diputado que intenta abrazar inadecuadamente, el colega que hace comentarios sexistas o que directamente acosa sexualmente, a eso hay que reaccionar todos los días. En nuestro medio, recientemente un colaborador fue despedido por una denuncia de violación, con este caso el equipo entero se vio golpeado e incluso la operación del medio, porque como dice Ressa “si nos tocan a una nos tocan a todas”. Sin embargo, aunque esto representó para el equipo un golpe a la confianza, también fue un espacio para crear protocolos y tener claridad al momento de que otro depredador se acerque, porque no se está a salvo en ningún lado.
Deadline emocional
Una de las cosas que más valoré de la Conferencia Global fue el espacio que se brindó para hablar de cómo los periodistas lidiamos con el trauma de investigar tragedias, de ver cómo nuestros países sucumben en las guerras de diversos tipos, en la violencia que es costumbre.
En el panel sobre “Investigar masacres”, tres de los cuatro panelistas eran mujeres que explicaron cómo llegaron al fondo de estructuras de ejecución como es el caso de la investigación de Reuters sobre la guerra contra el narcotráfico de Duterte en Filipinas o la búsqueda de fosas clandesinas que realizó Quinto Elemento Lab en el especial “El país de las dos mil fosas”, una investigación de dos años para abrir datos sobre fosas clandestinas en México. Recolectaron información de 40,000 personas desaparecidas en redes sociales de familiares y colectivos en apoyo a las víctimas así como medios reportando violencia y crearon un mapa alternativo a la data del gobierno, geolocalizado y temporalmente programado.
Marcela Turati, periodista mexicana líder de Quinto Elemento Lab contó los dilemas que sus colegas y ella tenían al momento de reportear esto, ¿Queremos una historia bien contada o una herramienta que sirva a las familias de las víctimas? Deadline emocional ¿cuándo paramos? ¿Cuándo termina una investigación con muchas pistas para seguir investigando?
Turati es fellow del Dart Centre de la Universidad de Columbia, un centro que se especializa en estudiar los traumas que los periodistas suelen sufrir en el ejercicio de su trabajo y crear mecanismos de contención de los mismos. En su caso, Turati cuenta que tenían grupos de contención emocional al momento de realizar esta investigación. En otro espacio de debate explicaría que las mujeres periodistas en México tuvieron que unirse para salir de los espacios machistas de contención de trauma, porque la cultura machista les impedía hablar de sus emociones, de lo que sentían al reportear la violencia y se refugiaba en el alcohol o en más violencia.
Margo Torres, su colega en este panel explicó que establecieron un deadline emocional a la investigación que solamente este año ya se ganó el premio Maria Moors Cabot en EEUU y el Gabriel García Márquez en Colombia. “¿Cómo le diremos a los familiares de las víctimas que su tragedia se ha ganado un premio?” Era otro dilema de este grupo de periodistas que ha llevado su alta sensibilidad a revelar la verdad y han vivido para contarlo.
El último día de la conferencia se realizó una ronda de experiencias con 10 mujeres periodistas (Martha Mendoza, Patricia Evangelista, Minna Knus-Galan, Marcela Turati, Miranda Patrucic, Juliane Löffler, Shiori Ito, Oriana Zill, Asha Mwilu, Alejandra Xanic VB) que contaron con franco humor lo que más les ha impactado en su carrera: violaciones, colapsos físicos y psicológicos, sexismo, poder, impacto, inseguridad, presión, trauma, la maternidad, la soltería, entre otros.
El salón estaba lleno de mujeres que nos veíamos reflejadas en sus historias. La historia de la madre que tuvo que llevarse a su hijo a una entrevista porque no tenía con quién dejarlo, o la de la periodista cubriendo violencia cuestionada por los hombres solo por mostrarse sensible con las víctimas, o quizá la de la periodista estrella que terminó con síndrome de burn out porque la competencia en el gremio, si eres mujer es más voraz. Un espacio para hablar de nosotras, de las que nos dedicamos a contar las historias de otros pero sufrimos en silencio las nuestras, es necesario para entender que también cargamos la responsabilidad de cambiar las dinámicas de poder en el gremio periodístico.
El periodismo se enfrenta además a nuevos retos para enfrentar la mentira y el bloqueo de gobiernos autoritarios y populistas, la ola que se ha extendido por todo el mundo. El periodismo de ahora se enfrenta a la muerte de las democracias y ante eso debemos no solamente ser astutas e independientes, también debemos unir esfuerzos. La Conferencia Global es un espacio para esto, aunque aún hay retos en temas de pluralidad y de género: solamente 70 de los 1700 periodistas presentes eran de habla hispana, y ningún panel, a pesar de tener ponentes latinas, fue en español ni contaba con traducción al español, los paneles de solo mujeres eran asistidos en su mayoría por mujeres en ese imaginario de que son “temas de mujeres” que sigue sin romperse. Los desafíos de cómo investigar fenómenos sociales como la migración o redes criminales trabajando con gobiernos autoritarios, son similares pero seguimos hablando diferentes idiomas y esto repercute también en el destino de los recursos y las inversiones para hacer periodismo de calidad.
Pero hay voces como la de Maria Ressa, directora del "Rappler" que ya resuenan en las salas de redacción del mundo: “Necesitamos unirnos y luchar seriamente porque un ataque contra uno es un ataque contra todos”, en eso, las mujeres hemos dado la gran lección.
Jennifer Avila, periodista y documentalista hondureña cofundadora y directora editorial del periódico digital Contracorriente en Honduras. Es becaria de la Fundación Heinrich Böll Oficina San Salvador para participar en la Conferencia Global del Periodismo Investigativo; Hamburgo, Alemania 2019.