Compartimos datos e información que se genera desde la cobertura de diversos medios de prensa y contrapartes regionales sobre este suceso migratorio, que ahora se hace más evidente ante la mirada de muchos a quienes la realidad les alcanza. Ahora, la caravana muestra que los desplazamientos y la inmigración son una salida a diversos problemas sociales que suceden desde siempre.
La caravana migrante de Honduras está en México y sigue avanzando hacia Estados Unidos. No existe una cifra exacta de cuántas personas la integran, pero se manejan números que le aproximan a las más de 7 mil personas y aumentando, inclusive por migrantes salvadoreñas y guatemaltecos que ya se organizan para emprender su camino hacia el norte. La caravana inició su aventura el 12 de octubre de este año en San Pedro Sula, Honduras. La situación de pobreza, violencia, represión, corrupción a todo nivel; y a eso sumado la cruel sequía como efecto del cambio climático que golpea a la región han sido los principales detonantes para que esta columna popular busque un lugar mejor para llegar. Para ellos, esto es emprender un camino incierto, que les hace soñar con Estados Unidos como destino.
Ese Día de la Raza, cerca de mil 200 hondureños tomaron sus cosas y partieron rumbo al norte, encabezados por el activista y exdiputado Bartolo Fuentes, quien les motivó para poder llegar a Guatemala y de ahí entrar por Chiapas a México. Desafortunadamente para los migrantes, él fue detenido en Guatemala.
Hasta el 20 de octubre se han registrado unas 7.233 personas para acceder a las instancias de atención a migrantes del Gobierno de México tras entrar en el país por el puente fronterizo Rodolfo Robles, vía legal que conecta con Guatemala, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). En este grupo, uno de cada cuatro migrantes son niños, niñas y adolescentes, de acuerdo con la organización Save the Children.
En ese puente, la caravana se debilitó y se fraccionó en cuatro: los que aceptaron las condiciones del gobierno mexicano y fueron llevados a un centro de detención con la esperanza de una visa humanitaria, estos pasaron de 300 en 300; los exhaustos que se montaron a los buses que ofreció Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras, y Jimmy Morales, presidente de Guatemala, para regresar al país que los expulsó; los que se quedaron en Tecún Umán, Guatemala; y confían en que México los deje entrar. El último grupo, el más grande, ya transita por México.
Ante este contexto y en contraparte, el presidente estadounidense anunció que reduciría significativamente el apoyo económico que el país de la economía más potente del mundo brinda a Honduras, Guatemala y El Salvador por no poder detener el flujo migrante, mientras que amenazó al gobierno mexicano de utilizar al Ejército para cerrar la frontera entre ambos paises, debido a que no ha aplicado medidas suficientes para detener a los indocumentados.
Ahora, toca esperar y estar pendiente de cuál será el destino final de la caravana migrante.
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