Feminicidios: Situación de violencia letal contra las mujeres en El Salvador, Guatemala y Honduras
La lucha por la igualdad de la mujer en contextos violentos como el centroamericano, hacen reflexionar sobre la gran deuda histórica de nuestro tiempo: la impunidad ante crímenes que atentan contra la dignidad y la vida de las mujeres. Aunque actualmente la misma lucha y resistencia de las mujeres organizadas nos dejan panoramas esperanzadores para la visibilización y tratamiento efectivo del problema, este continúa con las mismas raíces estructurales de la desigualdad, del uso del poder con fines patriarcales, y con la enorme inconsistencia de la política sobre el Estado de derecho que debería, según su principio nuclear, garantizar derechos constitucionales incluyendo de facto la vida misma.
La violencia contra las mujeres, en todos los niveles descritos en esta investigación, refleja el trato del agresor con fuertes cimientos establecidos por un sistema estructural que permite la degradación de la vida humana y la demostración del poder como fin último de la actividad social. Desde el nacimiento, durante la socialización primaria y secundaria, y finalmente hasta los desenlaces fatales, la vida de la mujer se ve marcada por la tendencia innegable de que su humanidad está fuertemente condicionada con los usos y abusos del poder, la discriminación y la desigualdad, entre otros factores sociales, políticos e históricos.
En este sentido, esta investigación busca como primer acto, el reconocimiento de las mujeres víctimas de este desgarrador panorama, lo que también implica visibilizar y enjuiciar urgentemente a los agresores. El enemigo generalmente está en casa, y forma parte del círculo de mayor confianza de las mujeres, siendo el principal obstáculo en el descubrimiento preventivo de los actos de violencia letal, sin contar además con ámbitos de violencia normalizada en una sociedad rica en impunidad. Además, queda nuevamente confirmado, que existe una serie de obstáculos concretos en la legalidad para poder comprobar si un asesinato tiene como principal detonante la condición de la mujer por ser mujer. El femicidio es real, independientemente del criterio legal que se quiera utilizar a favor de los agresores, y de la permisividad dentro de las estructuras estatales que trabajan paralelamente a favor de la injusticia.